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lunes, 22 de octubre de 2012

ESTA NOCHE NO QUIERO ESCRIBIR


A veces no tienes ganas de nada. A veces te levantas con desgana, pones los pies en el suelo porque no hay otro sitio donde ponerlos sin caer de bruces, pero pones la mente en la tierra, no solo los pies, y caes de bruces. Otras veces te levantas de la cama de un salto, tan rápido que las pesadillas se quedan en la cama mientras tú ya te has despertado y esbozas una sonrisa que no te cabe en la cara. Pero curiosamente, con frecuencia son esos días grises en los que de repente algo te mueve a mirar al exterior, con legañas en los ojos, con los mocos colgando, con el pelo grasiento, vestido con un sueño errático que desvela tu atormentado subconsciente, y en tu mente se enciende una luz, a veces blanca, a veces de colores; una luz que muchas grandes mentes la disfrazan en la silueta de una bella mujer: hablo de las musas.

Las musas eran en las antiguas culturas las diosas de la inspiración en el arte y las ciencias. Sobra decir (creo) que no son más que mitos, que la inspiración no surge de entes divinos de existencia tan cuestionable como dudosa. Pero entonces, ¿qué es la inspiración, y de dónde surge? Veamos. "Inspiración" es una palabra de origen hebreo. Su cultura asociaba esta palabra a un brote repentino e inconsciente de creatividad. Entendamos que nos estamos refiriendo a la inspiración en lo que a arte se refiere. Bien, en relación con las musas de las que ya he hablado, la inspiración era entendida por los autores clásicos como una huída momentánea de nuestra alma hacia el reino de los dioses, que al volver al cuerpo nos traía sus ideas divinas. En el siglo dieciocho, cuna de la psicología, autores como Locke explicaba la inspiración como una simple correlación entre ideas distintas que nacían al mismo tiempo en un pensamiento repentino. Dando otro pequeño salto en el tiempo vemos que mientras autores como Carl Jung defienden que la inspiración proviene de algo que se escapa de nuestra propia experiencia, de nuestra propia persona, de nuestro ego, otros como Sigmund Freud decían que la inspiración radicaba en el subconsciente y era fruto de traumas desarrollados durante la infancia. Y ya no hay más saltos, aquí entro en debate: sabemos que el arte es una expresión de los aspectos más subjetivos del artista; ¿es posible que, como indicaba Freud, la inspiración que nos lleva a realizar nuestras creaciones artísticas tenga sus raíces en traumas y heridas sin cicatrizar arraigadas en el subconsciente que nos obligan, como si fuesen sueños, a manifestar los sentimientos que dichas heridas esconden, como si estas supurasen? En mi opinión, es posible, pero al principio dije que las musas no solo eran las diosas de la inspiración artística; ¿cómo explicamos desde el punto de vista del pensamiento freudiano las ideas que supusieron, suponen y supondrán grandes avances en el campo de la ciencia? Tenemos (o solemos tener) un impulso casi instintivo que nos guía hacia el conocimiento, llamémoslo curiosidad, llamémoslo Juanito, llamémoslo "X". ¿Es posible que, siguiendo la línea del padre del psicoanálisis, la necesidad de conocimiento frustrada por el desconocimiento genere un "trauma" (llamémoslo así por la referencia a Freud, aunque no sé si es la palabra adecuada) que se manifieste desde lo más profundo de nuestro subconsciente en forma de idea "divina" nacida de la inspiración? Bien, no lo sé, nunca llegaré a entender nuestra estúpida mente, lo que si sé es que a lo mejor hoy para mí ha sido uno de esos días grises y, aún sin ganas de nada, quizá estuviese inspirado:

Esta noche no quiero escribir,
que no sé leer,
que estoy dormido.
Que no hay nada que decir,
que ya lo dicen mis ojos,
que por mí hablan sin decir nada.

Esta noche no quiero escribir,
que puede que no haya tinta,
que ya no la sangro,
ya papel y pluma son
como moscas en invierno;
ya papel y pluma son canarios roncos.

Esta noche no quiero escribir,
que soy pollo sin cabeza,
que no paro quieto
hasta que sudo recuerdos...
y me muero un poco.

Esta noche no quiero escribir,
que quiere la luna bailar un vals,
que estreno zapatos, mis pies no obedecen
y la desidia chupóptera
convierte mi cuero en granos de piel muerta.

Esta noche no quiero escribir,
pero llaman mis musas a estas palabras necias.
Esta noche no quiero escribir;
sin embargo, escribo.

Esto me inspira... :




Buenas noches, y gracias.


2 comentarios:

  1. siempre existen las musas, puede ser una persona o tu misma ilusión o cabeza por hacer algo en especial, no lo olvides.
    Pero creo lo mismo, que el arte muchas veces procede de traumas, de antiguos traumas.

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  2. Existen como idea en tu cabeza que te lleva a crear algo nuevo, no como diosas, por supuesto. Y bueno, el tema de las musas es algo que creo que nunca olvidaré, no me lo puedo permitir :P Gracias por tu comentario!

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