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lunes, 29 de octubre de 2012

DEA PECUNIAE

DEA PECUNIAE 


¿De dónde venimos? ¡Pum! Una explosión, unos cuántos
miles de millones de años, y hale, a pasear por las calles
respirando ponzoña, vestidos de colorines y taladrando
nuestros oídos con sonidos artificiales que nos hacen sentir
vivos. ¿Es eso cierto? ¿De veras no existe un ente superior
que nos crea e incluso nos maneja a su antojo desde un
reino desconocido que solo cabe en nuestra imaginación?
¡Vaya! y surgió esa palabra: IMAGINACIÓN. Bien, voy a
tocar un tema muy polémico con la vaga esperanza de que
me lluevan críticas, tanto a favor como en contra, que de
todo se aprende, ¿verdad? Casi instintivamente y nada más
nacer tendemos a experimentar un interés irracional por lo
desconocido, por descubrir, por saber, por conocer... podría
verse como una necesidad, que, a grandes rasgos, es lo
que es, una necesidad. ¿Qué pasa cuando no calmamos
nuestras necesidades? Se crean conflictos en nuestro
interior, conflictos muy diversos y, por tanto, conflictos que acarrean consecuencias de distinta índole. Si no comemos nuestro organismo comienza a comportarse de una manera distinta, no funciona bien, se empieza a debilitar... y a morir, lo mismo que si no respiramos, por ejemplo. Pero, ¿Qué pasa si no saciamos nuestra necesidad de conocer, de descubrir? Preguntemos a los griegos, que al no poder dar explicación al viento, a las olas, al amor, a la guerra... se inventaron dioses que "daban explicación" a estos fenómenos (lo de los griegos es solo un ejemplo, no voy a hablar de los romanos o los egipcios; sería interesante, pero no es el tema que me ocupa). Bien, aquí quería yo llegar, ¿de dónde surge Dios? Mejor dicho, ¿de dónde surge la idea de Dios?

Vamos a hablar de Dios desde un punto de vista filosófico. Empecemos por la filosofía clásica: Platón afirmaba que todo conocimiento surgía de la reminiscencia, es decir, todo conocimiento era innato, y al surgir en nuestra mente no hacíamos otra cosa que recordar lo que de manera innata ya sabíamos. Para Platón, lo único que se acercaba a la perfección eran las IDEAS, eran la perfección en nuestra mente y nos acercaban a la perfección absoluta: Dios, que, al ser nuestro creador, dejaba su huella en nosotros de modo que el saber ya lo poseíamos; solo había que recordarlo. Aristóteles distinguía entre ser en acto y ser en potencia: ser en potencia se refería a ser como concescuencia de un acto; ser en acto, por consiguiente, reflejaba la causa que originaba dicha consecuencia. Por necesidad, todo ser en potencia necesitaba de un ser en acto; por tanto, nuestro mundo en constante movimiento debía tener un "ser en acto" como motor, un "acto puro" que diese lugar al movimiento, pero sin ser movido por nada. Nunca se refirió a Dios como tal, pero el "acto puro" refleja la idea de un ente superior, eterno (sin origen e infinito). San Agustín de Hipona decía que el alma era el motor del cuerpo y surgía a imagen de Dios, por tanto él era su creador. Simplemente haciendo mención a las 5 vías de Santo Tomás de Aquino (aquí no, aquí no) (movimiento como actuación del móvil, experiencia de un orden de causas eficientes, contingencia o limitación, grados de perfección y gobierno de las cosas), y puesto que ya dediqué una entrada a Hume, donde expliqué su postura frente a la idea de Dios, vayamos al modernismo: Kant creía en la justicia; su argumento era que como no existía en la Tierra debía de existir un Dios que la materializase fuera de ella. Marx decía que "la religión es el opio del pueblo", pero ahora hablamos de Dios, no de la religión, que son temas distintos. Y por último mencionaré a Nietzsche: "Dios ha muerto". Con esta frase quería decir que la ideología que había reinado durante tantos años en el pensamiento Europeo se estaba yendo a pique. Pero por desgracia Dios aún no ha muerto, ahora asociamos Dios a la religión, respeto la opinión de quienes creen en la existencia de un ser que rige, o que es la causa de nuestras vidas, aunque no la comparta ya que, como he querido dar a entender, opino que la idea de Dios surge al no poder explicar en un determinado momento quiénes somos, de dónde venimos y a dónde vamos, preguntas que seguimos sin responder, pero que no explicamos dando vida a cosas que no existen; lo que no respeto es la gran empresa divina que no respeta a quienes no creen en ella y que durante tantísimos siglos ha "violado" la mente de tanta gente que se ha creído parte de un rebaño en un camino pedregoso hacia la "felicidad". Tenemos que tener clara una cosa: vuelvo a hacer hincapié en la validez de toda opinión que no pretende sobreponerse a las demás, pero pensadlo: imaginaos que escribís un libro, dais vida en el papel a unos personajes que actúan como vosotros queréis, pero ellos no saben por qué hacen lo que hacen, qué les mueve a hacerlo: tú sí, tú sabes que son personajes ficticios, nacidos de la imaginación; tú sabes que su historia es mentira. Del mismo modo, no hay nadie más ateo que la propia Iglesia, no es más que una secta que crea santuarios donde recopila y oculta pruebas que delatarían que son los escritores de una falsa historia que les nutre desnutriendo a quien la cree. Si Dios es nuestro padre, ¿por qué nos abandona a nosotros, sus hijos?:

Diabolismo sutil de una caja de Pandora,
llave de carne o de plasma,
o de fantasmas de dedos turbios.
Expresiones que derivan de un cúmulo de sueños,
alicientes que encadenan
la razón a un agujero negro.

De la masa informe de origen dudoso,
el más ínfimo coloso nació para su suicidio.
No sé si soy de hueso o de luz,de intención o de accidente;
si soy de barro o de espuma
que se deshace en el tiempo.

Y sé que en sueños moriré para otear mi hogar
desde los cielos, y hablar con un ruiseñor
de humano rostro, de muy altos vuelos,
que cantará para mí con tanta gana
como de escucharlo tienen mis oídos.

Y cantará:

“Déjate guiar por mi voz de cristal,
que refleja la luz cegadora.
Vuelve sin callar, sin morder, sin amar,
vuelve por las escaleras
a donde tu padre mora.

Déjame tenderte mis manos, mis dedos,
déjame enseñarte mi hogar.
Deja que tu mente sucumba a tus credos,
déjame existir, ¡oh, ignorante!,
y te dejaré volar.”

Cada vez que en su ofensa pronuncies su nombre
llorarán los cielos por su rabia…
Cada vez que condenes a juicio sus mandatos
temblará…

Como ser destructor tú serás destruido
por tu hambre de manzanas…
Como mente capaz, si naces ya con alas
gritará…

“Enseñemos al mundo
mis ríos, mis valles,
enséñales la luz de su hogar…
Que sean mis ovejas
que pasten, que aprendan
a no aprender jamás…

Que muerdan con orgullo
a los astros del universo,
que las estrellas sean el candil
que encienda sus noches
cuando tengan miedo,
que crean que las puse yo allí.”

Vida cadente, oscuridad candente,
semillas sin tierra ni luz,
fuego infecundo al arder…
Sombras que habitan en tierra de nadie,
pisadas en tierra de todos,
dogmas sin pie a la excepción…

Cumbres que me alejan;
cumbres que me acercan
al latir de tu pulgar…
Voces que dicen,
oídos que escuchan;
mentes que se ensordecerán…

Caminaba sin camino y resultó ser mi destino,
resultaba estar escrito en un libro no maldito,
donde existe el bien y el mal.
Tropezaba con la rabia, tropezaba con mis rezos,
tropezaba con mi vida, con sus muertos…
¿Con mis ojos no has querido tropezar?

“Seréis mis ovejas, ¿mis hijos?, ¡mis siervos!
Pensar será vuestro mal…
Unid vuestras manos, juntad vuestra sangre,
bebeos la del rebelde,
la sangre del que se ha de alejar…

Serán las hogueras los premios de quienes
no sepan contar hasta TRES,
Serán las vidrieras, serán las capillas,
mi oscuro laboratorio;
del laberinto, ratas, no saldréis…”

En torno al vórtice danzan tus pupilas,
al son de sus cantatas,
reptando atraen tus huesos su atención…
Gimiendo entre lágrimas no encuentras la respuesta
al féretro de almas
que mueren en tu aliento,
y nacen de alimañas al morder…

“Desnudos latentes de almas inocentes,
dorada pila bautismal…
fuego divino disfrazado de diablo,
reinos de paz y de luz
escondidos detrás de una cruz.

Colosos que crecen, palabras que mecen
la mente en una nana mortal…
Carne poco hecha en mis manos deshecha,
Sangre de alcohol y selenio…
Absurda <<felicidad>>…”

¡Muere en este agujero negro…
pintado con pinceles de mierda…!
¡Grita fuerte al cielo y despierta
a los cantos dormidos bajo trozos de piedra!

¡Déjame escuchar a esas voces…
que en verdad no existieron jamás…!
¡Déjame callarlas, mudarlas, matarlas
con balas de cristal…!

Déjame que duerma esta noche…
déjame volverte a escuchar…
déjame aprender que es mentir
que el cielo es inmortal…

Déjate llevar por la senda…
de plumas de ángel a ras
del suelo, sus alas perdieron
al creer en el sueño ficticio…
de que podrían…

volar...

¿Y si Dios existiese? Es más..., ¿y si fuese una mujer?


Algún día hablaremos de ello. ¡Gracias por leerme!

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